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Mostrando entradas de diciembre 24, 2017

Lectura de la primera carta de san Juan 2, 12-17

Hijos, les escribo porque sus pecados han sido perdonados por el nombre de Jesús. Padres, les escribo porque ustedes conocen al que existe desde el principio. Jóvenes, les escribo porque ustedes han vencido al Maligno. Hijos, les he escrito porque ustedes conocen al Padre. Padres, les he escrito porque ustedes conocen al que existe desde el principio. Jóvenes, les he escrito porque son fuertes, y la Palabra de Dios permanece en ustedes, y ustedes han vencido al Maligno. No amen al mundo ni las cosas mundanas. Si alguien ama al mundo, el amor del Padre no está en él. Porque todo lo que hay en el mundo -los deseos de la carne, la codicia de los ojos y ostentación de riqueza- no viene del Padre, sino del mundo. Pero el mundo pasa, y con él, sus deseos. En cambio, el que cumple la voluntad de Dios permanece eternamente. Palabra de Dios. San Juan habla en un lenguaje lleno de ternura, de la diferencia entre lo espiritual y l

SALMO RESPONSORIAL 95, 7 -10

R.       Alégrese el cielo y exulte la tierra. Aclamen al Señor, familias de los pueblos, aclamen la gloria y el poder del Señor; aclamen la gloria del nombre del Señor.   R. Entren en sus atrios trayendo una ofrenda, adoren al Señor al manifestarse su santidad: ¡que toda la tierra tiemble ante Él!   R. Digan entre las naciones: «¡El Señor reina! El mundo está firme y no vacilará. El Señor juzgará a los pueblos con rectitud».   R.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 2, 22. 36-40

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Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor. Estaba también allí una profetisa llamada Ana, hija de Fanuel, de la familia de Aser, mujer ya entrada en años, que, casada en su juventud, había vivido siete años con su marido. Desde entonces había permanecido viuda, y tenía ochenta y cuatro años. No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios noche y día con ayunos y oraciones. Se presentó en ese mismo momento y se puso a dar gracias a Dios. Y hablaba acerca del niño a todos los que esperaban la redención de Jerusalén. Después de cumplir todo lo que ordenaba la Ley del Señor, volvieron a su ciudad de Nazaret, en Galilea. El niño iba creciendo y se fortalecía, lleno de sabiduría, y la gracia de Dios estaba con Él. Palabra del Señor. ¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? Jesús es todavía un niño, un niño débil, indefenso, amenazado... pero Ana, hi

Lectura de la primera carta de san Juan 2, 3-11

Queridos hermanos: La señal de que conocemos a Dios, es que cumplimos sus mandamientos. El que dice: «Yo lo conozco», y   no cumple sus mandamientos, es un mentiroso, y   la verdad no está en él. Pero en aquel que cumple su palabra, el amor de Dios ha llegado verdaderamente a su plenitud. Ésta es la señal de que vivimos en Él. El que dice que permanece en Él, debe proceder como Él. Queridos míos, no les doy un mandamiento nuevo, sino un mandamiento antiguo, el que aprendieron desde el principio: este mandamiento antiguo es la palabra que ustedes oyeron. Sin embargo, el mandamiento que les doy es nuevo. Y esto es verdad tanto en Él como en ustedes, porque se disipan las tinieblas y   ya brilla la verdadera luz. El que dice que está en la luz y no ama a su hermano, está todavía en las tinieblas. El que ama a su hermano permanece en la luz y nada lo hace tropezar. Pero el que no ama a su hermano, está en las tinieblas y

SALMO RESPONSORIAL 95, 1-3. 5b-6

R.      Alégrese el cielo y exulte la tierra. Canten al Señor un canto nuevo, cante al Señor toda la tierra; canten al Señor, bendigan su Nombre.  R. Día tras día, proclamen su victoria, anuncien su gloria entre las naciones, y sus maravillas entre los pueblos.   R. El Señor hizo el cielo; en su presencia hay esplendor y majestad, en su Santuario, poder y hermosura.  R.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas 2, 22-35

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Cuando llegó el día fijado por la Ley de Moisés para la purificación, llevaron al niño a Jerusalén para presentarlo al Señor, como está escrito en la Ley: «Todo varón primogénito será consagrado al Señor». También debían ofrecer en sacrificio un par de tórtolas o de pichones de paloma, como ordena la Ley del Señor. Vivía entonces en Jerusalén un hombre llamado Simeón, que era justo y piadoso, y esperaba el consuelo de Israel. El Espíritu Santo estaba en él y le había revelado que no moriría antes de ver al Mesías del Señor. Conducido por el mismo Espíritu, fue al Templo, y cuando los padres de Jesús llevaron al niño para cumplir con él las prescripciones de la Ley, Simeón lo tomó en sus brazos y alabó a Dios, diciendo: «Ahora, Señor, puedes dejar que tu servidor muera en paz, como lo has prometido, porque mis ojos han visto la salvación que preparaste delante de todos los pueblos: luz para iluminar a las naciones paganas y gloria de tu pueblo Israel». Su padr

Santo Tomás Becket

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E ste mártir que entregó su vida por defender los derechos de la religión católica, nació en Londres en 1118. E ra hijo de un empleado oficial, y en sus primeros años fue educado por los monjes del convento de Merton. Después tuvo que trabajar como empleado de un comerciante, al cual acompañaba los días de descanso a hacer largas correrías dedicados a la cacería. Desde entonces adquirió su gran afición por los viajes aunque fueran por caminos muy difíciles. U n día persiguiendo una presa de cacería, corrió con tan gran imprudencia que cayó a un canal que llevaba el agua para mover un molino. La corriente lo arrastró y ya iba a morir triturado por las ruedas, cuando, sin saber cómo ni por qué, el molino se detuvo instantáneamente. El joven consideró aquello como un aviso para tomar la vida más en serio. A  los 24 años consiguió un puesto como ayudante del Arzobispo de Inglaterra (el de Canterbury) el cual se dio cuenta de que este joven tenía cualidades excepcionales para el trab

Santos Inocentes

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La consulta bien intencionada de aquellos Magos que llegaron de Oriente al rey fue el detonante del espectáculo dantesco que organizó la crueldad aberrante de Herodes a raíz del nacimiento de Jesús. Habían perdido el brillo celeste que les guiaba, llegó la desorientación, no sabían por donde andaban, temieron no llegar a la meta del arduo viaje emprendido tiempo atrás y decidieron quemar el último cartucho antes de dar la vuelta a su patria entre el ridículo y el fracaso. Al rey le produjo extrañeza la visita y terror la ansiosa pregunta sobre el lugar del nacimiento del Mesías; rápidamente ha hecho sus cálculos y llegado a la conclusión de que está en peligro su status porque lo que las profecías antiguas presentaban en futuro parece que ya es presente realidad. Se armó un buen revuelo en palacio, convocaron a reunión a los más sabios con la esperanza de que se pronunciaran y dieran dictamen sobre el escondrijo del niño "libertador". El plan será utilizar a los visitantes

Lectura de la primera carta de san Juan 1, 5—2, 2

Queridos hermanos: La noticia que hemos oído de Dios y que nosotros les anunciamos, es ésta: Dios es luz, y en Él no hay tinieblas. Si decimos que estamos en comunión con Él y caminamos en las tinieblas, mentimos y no procedemos conforme a la verdad. Pero si caminamos en la luz, como Él mismo está en la luz, estamos en comunión unos con otros, y la sangre de su Hijo Jesús nos purifica de todo pecado. Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos a nosotros mismos y la verdad no está en nosotros. Si confesamos nuestros pecados, El es fiel y Justo para perdonamos y purificamos de toda maldad. Si decimos que no hemos pecado, lo hacemos pasar por mentiroso, y su palabra no está en nosotros. Hijos míos, les he escrito estas cosas para que no pequen. Pero si alguno peca, tenemos un defensor ante el Padre: Jesucristo, el Justo. Él es la Víctima propiciatoria por nuestros pecados, y no sólo por los nuestros, Palabra de Di

SALMO RESPONSORIAL 123, 2-5. 7b-8

R.      Nuestra ayuda está en el Nombre del Señor. Si el Señor no hubiera estado de nuestra parte, cuando los hombres se alzaron contra nosotros, nos habrían devorado vivos cuando ardió su furor contra nosotros.   R. Las aguas nos habrían inundado, un torrente nos habría sumergido, nos habrían sumergido las aguas turbulentas.   R. La trampa se rompió y nosotros escapamos. Nuestra ayuda está en el Nombre del Señor, que hizo el cielo y la tierra.   R.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Mateo 2, 13-18

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Después de la partida de los magos, el Ángel del Señor se apareció en sueños a José y le dijo: «Levántate, toma al niño y a su madre, huye a Egipto y permanece allí hasta que yo te avise, porque Herodes va a buscar al niño para matarlo». José se levantó, tomó de noche al niño y a su madre, y se fue a Egipto. Allí permaneció hasta la muerte de Herodes, para que se cumpliera lo que el Señor había anunciado por medio del Profeta: «Desde Egipto llamé a mi hijo». Al verse engañado por los magos, Herodes se enfureció y mandó matar, en Belén y sus alrededores, a todos los niños menores de dos años, de acuerdo con la fecha que los magos le habían indicado. Así se cumplió lo que había sido anunciado por el profeta Jeremías: «En Ramá se oyó una voz, hubo lágrimas y gemidos: es Raquel, que llora a sus hijos y no quiere que la consuelen, porque ya no existen». Palabra del Señor. ¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida?

¿Vanidad o Navidad?

Vanidad cuando nos encerramos en nosotros mismos. NAVIDAD cuando nos abrimos a Dios. Vanidad cuando creemos sólo en nosotros. NAVIDAD cuando creemos en  Dios que sale a nuestro encuentro. Vanidad por sentirnos demasiado capaces. NAVIDAD porque Dios ayuda también. Vanidad por confiar exclusivamente en nuestras propias fuerzas. NAVIDAD por dejar a un frágil Niño nacer. ¡Vanidad o Navidad! ¿Qué es lo que deseas en estos días? ¿Navidad o Vanidad? ¿El Dios del cielo, o el simple poder de la tierra? ¿El amor de Dios, o los falsos cariños de cada día? ¿El Dios humillado, o la arrogancia disfrazada de bien? ¿Vanidad o Navidad? Piensa en Dios, y será Navidad Piensa sólo en ti, y tendrás vanidad Ama a Dios, y será Navidad Amate a ti mismo, y encontrarás la vanidad Cree en Dios, y tocarás la Navidad Cree sólo en ti, y te matará la vanidad Espera en Dios, y vivirás felizmente la Navidad Espera sólo en ti, y el fracaso vendrá de la mano de la van

Lectura de la primera carta de san Juan 1, 1-4

Queridos hermanos: Lo que era desde el principio, lo que hemos oído, lo que hemos visto con nuestros ojos, lo que hemos contemplado y lo que hemos tocado con nuestras manos acerca de la Palabra de Vida, es lo que les anunciamos. Porque la Vida se hizo visible, y nosotros la vimos y somos testigos, y les anunciamos la Vida eterna, que existía junto al Padre y que se nos ha manifestado. Lo que hemos visto y oído, se lo anunciamos también a ustedes, para que vivan en comunión con nosotros. y nuestra comunión es con el Padre y con su Hijo Jesucristo. Escribimos esto para que nuestra alegría sea completa. Palabra de Dios. El testigo es el que ha visto u oído algo y lo manifiesta y lo defiende ante quien se lo pregunte. Lo hace simplemente para relatar lo visto u oído. El testigo cristiano va un poco más allá. No es solo aquel que fríamente expresa lo que ha visto, oído y vivido en su encuentro con Cristo Jesús. Busca también que, a través

SALMO RESPONSORIAL 96, 1-2. 5-6.11-12

R.       Alégrense, justos, en el Señor. ¡El Señor reina! Alégrese la tierra, regocíjense las islas incontables. Nubes y Tinieblas lo rodean, la Justicia y el Derecho son la base de su trono.  R. Las montañas se derriten como cera delante del Señor, que es el dueño de toda la tierra. Los cielos proclaman su justicia y todos los pueblos contemplan su gloria.   R. Nace la luz para el justo, y la alegría para los rectos de corazón. Alégrense, justos, en el Señor y alaben su santo Nombre.   R.