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Mostrando entradas de enero 14, 2018

Lectura del segundo libro de Samuel 1, 1-4. 11-12. 17. 19. 23-27

Después de la muerte de Saúl, David volvió de derrotar a los amalecitas y permaneció dos días en Siquelag. Al tercer día, llegó un hombre del campamento de Saúl, con la ropa hecha jirones y la cabeza cubierta de polvo. Cuando se presentó ante David, cayó con el rostro en tierra y se postró. «¿De dónde vienes?», le preguntó David. Él le respondió: «Me he escapado del campamento de Israel». David añadió: «¿Qué ha sucedido? Cuéntame todo». Entonces él le dijo: «La tropa huyó del campo de batalla y muchos del pueblo cayeron en el combate; también murieron Saúl y su hijo Jonatán». Entonces David rasgó sus vestiduras, y lo mismo hicieron todos los hombres que estaban con él. Se lamentaron, lloraron y ayunaron hasta el atardecer por Saúl, por su hijo Jonatán, por el pueblo del Señor y por la casa de Israel, porque habían caído al filo de la espada. David entonó este canto fúnebre por Saúl y su hijo Jonatán: «¡Tu esplendor ha sucumbido, Israel, en las alturas de tus montañas! ¡Cómo ha

SALMO RESPONSORIAL 79, 2-3. 5-7

. R.       ¡Que brille tu rostro, Señor, y nos salve! Escucha, Pastor de Israel, Tú que guías a José como a un rebaño; Tú que tienes el trono sobre los querubines, resplandece ante Efraím, Benjamín y Manasés.   R. Reafirma tu poder, y ven a salvarnos. Señor de los ejércitos, ¿hasta cuándo durará tu enojo, a pesar de las súplicas de tu pueblo?   R. Les diste de comer un pan de lágrimas, les hiciste beber lágrimas a raudales; nos entregaste a las disputas de nuestros vecinos, y nuestros enemigos se burlan de nosotros.   R.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 3, 20-21

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    Jesús regresó a la casa, y de nuevo se juntó tanta gente que ni siquiera podían comer. Cuando sus parientes se enteraron, salieron para llevárselo, porque decían: «Es un exaltado». Palabra del Señor. ¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? ¿Qué verían todas aquellas multitudes que iban detrás de  Jesús, a donde quiera que fuera? Nos lo podemos imaginar. Su vida era coherente, sus palabras verdaderas, su amor a prueba de cruz... La Madre Teresa de Calcuta, Monseñor Oscar A. Romero, el mismo Papa Francisco... y muchas personas siguen despertando la admiración de multitudes. Es verdad que todos no tenemos los mismos dones, pero como cristianos, nos tenemos que preguntar: ¿qué sentimientos despierta nuestra vida en los que nos rodean? ¿en que se nos nota que somos cristianos? ¿qué testimonio estamos dando?     "Señor, gracias por las personas que me han animado a seguirte"     "Perdona y cura nuestra falta de

San Fabián

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Sucedió en el papado a San Antero y gobernó la Iglesia unos quince años (236-250), hasta la persecución de Decio, durante la cual sufrió el martirio. Fue sepultado en el cementerio de San Calixto, donde se lee su epitafio. — Fiesta: el 20 de enero, junto con la de San Sebastián. Misa propia. Sabemos muy poca cosa de este pontífice. Pero figura en el Catálogo Liberiano y en el Liber Pontificalis, y nos hablan de él San Cipriano de África, San Jerónimo y el historiador Eusebio de Cesarea. Este último refiere que en una ocasión en que Fabián regresaba del campo con algunos amigos, la multitud de los cristianos se hallaba congregada para la elección de nuevo Papa. Nadie pensaba en él, cuando una paloma vino a posarse sobre su cabeza. Lo muchedumbre, conmovida por el hermoso espectáculo, empezó a gritar y repetir: «¡Fabián, pontífice!». Y él no tuvo más remedio que acceder. El Liber Pontificalis lo hace natural de Roma, aunque alguna leyenda le atribuye procedencia extranjera. Es también

Lectura del primer libro de Samuel 24, 3-21

Saúl reunió a tres mil hombres seleccionados entre todo Israel y partió en busca de David y sus hombres; hacia las Peñas de las Cabras salvajes. Al llegar a los corrales de ovejas que están junto al camino, donde había una cueva, Saúl entró a hacer sus necesidades. En el fondo de la cueva, estaban sentados David y sus hombres. Ellos le dijeron: «Éste es el día en que el Señor te dice: "Yo pongo a tu enemigo en tus manos; tú lo tratarás como mejor te parezca"». Entonces David se levantó y cortó sigilosamente el borde del manto de Saul. Pero después le remordió la conciencia, por haber cortado el borde del manto de Saúl, y dijo a sus hombres: «¡Dios me libre de hacer semejante cosa a mi señor, el ungido del Señor! ¡No extenderé mi mano contra él, porque es el ungido del Señor!» Con estas palabras, David retuvo a sus hombres y no dejó que se abalanzaran sobre Saúl. Así Saúl abandonó la cueva y siguió su camino. Después de esto, David se levantó, salió de la cueva y grit

SALMO RESPONSORIAL 56, 2-4. 6. 11

R.       ¡Ten piedad de mí, Dios mío, ten piedad! Ten piedad de mí, Dios mío, ten piedad, porque mi alma se refugia en ti; yo me refugio a la sombra de tus alas hasta que pase la desgracia.  R. Invocaré a Dios, el Altísimo, al Dios que lo hace todo por mí: Él me enviará la salvación desde el cielo y humillará a los que me atacan. ¡Que Dios envíe su amor y su fidelidad!   R. ¡Levántate, Dios, por encima del cielo, y que tu gloria cubra toda la tierra! Porque tu misericordia se eleva hasta el cielo, y tu fidelidad hasta las nubes.   R.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 3, 13-19

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Jesús subió a la montaña y llamó a su lado a los que quiso. Ellos fueron hacia él, y Jesús instituyó a doce, a los que les dio el nombre de Apóstoles, para que estuvieran con él, y para enviarlos a predicar con el poder de expulsar a los demonios. Así instituyó a los Doce: Simón, al que puso el sobrenombre de Pedro; Santiago, hijo de Zebedeo, y Juan, hermano de Santiago, a los que dio el nombre de Boanerges, es decir, hijos del trueno; luego, Andrés, Felipe, Bartolomé, Mateo, Tomás, Santiago, hijo de Alfeo, Tadeo, Simón, el Cananeo, y Judas Iscariote, el mismo que lo entregó. Palabra del Señor. ¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? Jesús subió a la montaña, subió a orar, a estar con su Padre. La montaña y la noche están acostumbradas a escuchar las confidencias de Jesús y el Padre. Seguir a Jesús es también orar, crecer en la amistad personal de Dios. ¿Qué le dices a Dios? Jesús busca colaboradores para su misión. Dios bu

San Canuto de Dinamarca

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Canuto IV el Santo (en danés, Knud den Hellige) (1040 - 1086) reinó en Dinamarca desde 1080 hasta su asesinato en 1086. Era hijo natural de Sven II rey de Inglaterra. Sucedió a su hermano Harald III Hen. Desde joven resaltan en él las mejores cualidades para la lucha y posee apreciadas dotes de conquistador. Pelea contra los piratas que destrozan las costas del reino y logra limpiar los mares; sale vencedor en las sangrientas guerras contra los vendos paganos. Crece más y más su estima entre el pueblo. Pero a la muerte de su padre usurpa el trono su hermano Harald porque la nobleza prefiere un rey flojo y estúpido, que muere a los dos años. Entonces es cuando sube al trono Canuto, corriendo el año 1080. Se esfuerza por restablecer las buenas costumbres ya que se ha encontrado con un reino que aún sufre los tropiezos del paganismo. Purga al pueblo de vicios y desórdenes. Guerrea contra Estonia y añade a Dinamarca los territorios de Curlandia y Samogitia. Parece que no por ambición, si

Lectura del primer libro de Samuel 18, 6-9; 19, 1-7

Al regresar de la batalla, después que David derrotó al filisteo, las mujeres de todas las ciudades de Israel salían a recibir al rey Saúl, cantando y bailando, al son jubiloso de tamboriles y triángulos. Y mientras danzaban, las mujeres cantaban a coro: «Saúl ha matado a miles y David a decenas de miles». Saúl se puso furioso y muy disgustado por todo aquello, pensó: «A David le atribuyen los diez mil, y a mí tan sólo los mil. iYa no le falta más que la realeza!» Y a partir de ese día, Saúl miró con malos ojos a David. Saúl habló a su hijo Jonatán y a todos sus servidores de su proyecto de matar a David. Pero Jonatán, hijo de Saúl, quería mucho a David, y lo puso sobre aviso, diciéndole: «Mi padre Saúl intenta matarte. Ten mucho cuidado mañana por la mañana; retírate a un lugar oculto y no te dejes ver. Yo saldré y me quedaré junto con mi padre en el campo donde tú estés; le hablaré de ti, veré qué pasa y te lo comunicaré». Jonatán habló a su padre Saúl en favor de David, y l

SALMO RESPONSORIAL 55, 2-3. 9-12. 13

R.      ¡En Dios confío y no temo! Ten piedad de mí, Señor, porque me asedian, todo el día me combaten y me oprimen: mis enemigos me asedian sin cesar, son muchos los que combaten contra mi.   R. Tú has anotado los pasos de mi destierro, recoge mis lágrimas en tu odre: ¿acaso no está todo registrado en tu Libro? Mis enemigos retrocederán cuando te invoque.   R. Yo sé muy bien que Dios está de mi parte; confío en Dios y alabo su palabra; confío en Él y ya no temo: ¿qué pueden hacerme los hombres?   R. Debo cumplir, Dios mío, los votos que te hice: te ofreceré sacrificios de alabanza.   R.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 3, 7-12

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Jesús se retiró con sus discípulos a la orilla del mar, y lo siguió mucha gente de Galilea. Al enterarse de lo que hacía, también fue a su encuentro una gran multitud de Judea, de Jerusalén, de Idumea, de la Transjordania y de la región de Tiro y Sidón. Entonces mandó a sus discípulos que le prepararan una barca, para que la muchedumbre no lo apretujara. Porque, como sanaba a muchos todos los que padecían algún mal se arrojaban sobre Él para tocarlo. Y los espíritus impuros, apenas lo veían, se tiraban a sus pies, gritando: «¡Tú eres el Hijo de Dios!» Pero Jesús les ordenaba terminantemente que no lo pusieran de manifiesto. Palabra del Señor. ¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? La gente seguía a Jesús. Tenían hambre, hambre de esperanza, hambre de alegría, hambre de amor, hambre de verdad, hambre de salud... hambre de Dios, en definitiva. Dejan sus quehaceres, sus casas y se van a escuchar a Jesús. ¿Tengo hambre de Jesú

Santa Prisca o Priscila, Mártir

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La Iglesia Católica recuerda a Santa Prisca o Priscila, Mártir del primer siglo de la era cristiana. Ella y su esposo Aquila prestaron muy valiosos servicios a la naciente Iglesia que Cristo fundó.  Esto consta en la carta de San Pablo a los Romanos: "Saludad a Prisca y Aquila, colaboradores míos en Cristo Jesús. Ellos expusieron sus cabezas para salvarme. Y no soy solo en agradecérselo, sino también todas las Iglesias de la gentilidad" (Romanos 16,3-4).  Proporcionaron su propia casa para el uso de la Iglesia: "Os envían muchos saludos Aquila y Prisca en el Señor, junto con la Iglesia que se reúne en su casa" (1 Corintios 16, 19).  El nombre Priscila es el diminutivo de Prisca (que viene de la lengua latina y significa "Antigua"). Ella es muy mencionada junto con su esposo en el Nuevo Testamento. Aquila era judío y posiblemente Priscila también; vivían en Roma, hasta que el emperador Claudio promulgó un decreto por el que ordenó salir de Roma a todos lo

Lectura del primer libro de Samuel 17, 1a. 2a. 4a. 8. 32-33. 37. 40-51

Los filisteos reunieron sus fuerzas para el combate. También Saúl y los hombres de Israel. Se reunieron y se dispusieron en orden de batalla frente a los filisteos. Entonces salió del campo filisteo un luchador llamado Goliat. Se detuvo y gritó a las filas de Israel: «¿Para qué salen a presentar batalla? ¿No soy yo el Filisteo y ustedes los esclavos de Saúl? Elijan a un hombre y que baje a enfrentarme». David dijo a Saúl: «No hay que desanimarse a causa de ése; tu servidor irá a luchar contra el filisteo». Pero Saúl respondió a David: «Tú no puedes batirte con ese filisteo, porque no eres más que un muchacho, y él es un hombre de guerra desde su juventud». Y David añadió: «El Señor, que me ha librado de las garras del león y del oso, también me librará de la mano de ese filisteo». Entonces Saúl dijo a David: «Ve, y que el Señor esté contigo». Luego David tomó en la mano su bastón, eligió en el torrente cinco piedras bien lisas, las puso en su bolsa de pastor, en la moc

SALMO RESPONSORIAL 143, 1-2. 9-10

R.      ¡Bendito sea el Señor; mi Roca! Bendito sea el Señor, mi Roca, el que adiestra mis brazos para el combate y mis manos para la lucha.  R. Él es mi bienhechor y mi fortaleza, mi baluarte y mi libertador; Él es el escudo con que me resguardo, y el que somete los pueblos a mis pies.   R. Dios mío, yo quiero cantarte un canto nuevo y tocar para ti con el arpa de diez cuerdas, porque Tú das la victoria a los reyes y libras a David, tu servidor.   R.

Evangelio de nuestro Señor Jesucristo según san Marcos 3, 1-6

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Jesús entró en una sinagoga, y había allí un hombre que tenía una mano paralizada. Los fariseos observaban atentamente a Jesús para ver si lo sanaba en sábado, con el fin de acusarlo. Jesús dijo al hombre de la mano paralizada: «Ven y colócate aquí delante». Y les dijo: «¿Está permitido en sábado hacer el bien o el mal, salvar una vida o perderla?» Pero ellos callaron. Entonces, dirigiendo sobre ellos una mirada llena de indignación y apenado por la dureza de sus corazones, dijo al hombre: «Extiende tu mano». Él la extendió y su mano quedó sana. Los fariseos salieron y se confabularon con los herodianos para buscar la forma de acabar con Él. Palabra del Señor. ¿Qué me quieres decir, Señor? ¿Cómo puedo hacer realidad este evangelio en mi vida? No les importaba si Jesús hacía el bien o el mal. No se maravillaban ante el milagro de la curación. Están ciegos, tienen el corazón más paralizado que el brazo del hombre enfermo.     "Jesús perdona y cura nuestras

San Antonio Abad

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En su juventud, Antonio, que era egipcio e hijo de acaudalados campesinos, se sintió conmovido por las palabras de Jesús, que le llegaron en el marco de una celebración eucarística: "Si quieres ser perfecto, ve y vende todo lo que tienes y dalo a los pobres...". Así lo hizo el rico heredero, reservando sólo parte para una hermana, a la que entregó, parece, al cuidado de unas vírgenes consagradas. Llevó inicialmente vida apartada en su propia aldea, pero pronto se marchó al desierto, adiestrándose en las prácticas eremíticas junto a un cierto Pablo, anciano experto en la vida solitaria. En su busca de soledad y persiguiendo el desarrollo de su experiencia, llegó a fijar su residencia entre unas antiguas tumbas. ¿Por qué esta elección? Era un gesto profético, liberador. Los hombres de su tiempo -como los de nuestros días - temían desmesuradamente a los cementerios, que creían poblados de demonios. La presencia de Antonio entre los abandonados sepulcros era un claro men